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Organizarse para ser rebeldes

Organizarse para ser rebeldes: el Movimiento de Mujeres Nasa Hilando Pensamiento de Toribío, Cauca, y sus luchas por los derechos

 

Por: Sebastián Rodríguez Luna

Este texto es parte de las actividades del proyecto de investigación «Defensa del territorio e incidencia política de mujeres nasa: Movimiento de Mujeres Nasa Hilando Pensamiento – MMNHP de Toribío, Cauca«, de los investigadores Solange Bonilla Valencia y Sebastián Rodríguez Luna, ganadores de la 10 versión del Premio Jorge Bernal de la Fundación Confiar.

En el relato del pueblo nasa sobre la creación del mundo, el hombre y la mujer tejen juntos la vida. Esta Ley de Origen, que determina la cosmovisión nasa y al mismo tiempo es un mandato para el pueblo, ubica al hombre y a la mujer como las dos partes de una dupla que permite el buen vivir. El mantenimiento de ese equilibrio es esencial para que exista armonía entre el mundo físico y el mundo espiritual, y, como habitantes milenarios del territorio, la comunidad nasa ha procurado el mantenimiento de ese orden. Sin embargo, un grupo de mujeres ha cuestionado el equilibrio, no por no compartirlo, sino porque en la práctica no ha sido respetado.

Con micrófono en mano, en el Centro de Educación, Capacitación e Investigación para el Desarrollo Integral de la Comunidad de Toribío, Cauca, el principal espacio de encuentro de las y los habitantes de los tres resguardos que componen el municipio (Toribío, Tacueyó y San Francisco), Claribel Musicué lo expresa en estos términos: 

A veces creemos que los derechos de las mujeres son una lucha hacia afuera, pero se nos olvida que también es una lucha hacia adentro, por las mujeres indígenas, por el buen vivir del que tanto hablamos, pero que no se puede construir si la otra parte que son las mujeres están siendo violadas por sus compañeros, si están siendo violentadas.

Claribel Musicué. Foto: Movimiento de Mujeres Nasa Hilando Pensamiento.

Es el 8 de marzo de 2023 y la comunidad nasa se ha congregado para conmemorar el Día Internacional de la Mujer. Claribel, una joven lideresa que ha caminado la palabra y luchado por los derechos de las mujeres, señala con claridad que dentro de su propia comunidad hay hombres que violentan los derechos de sus compañeras mujeres. El público es amplio: hay autoridades tradicionales del Cabildo como los Neehwesx (gobernador tradicional), los Kiwe Thegnas (guardia indígena), la coordinadora del Plan de Vida Proyecto Nasa y estudiantes del Colegio Eduardo Santos, el único del municipio. Sobre todo, han venido mujeres: de distintas edades, de diversos resguardos, con ocupaciones diferentes. Han venido a conmemorar una fecha que, aunque en principio era considerada occidental y ajena a las prácticas nasa, ahora se ha convertido en una oportunidad para reforzar el mensaje de Claribel. Un mensaje que pone de presente la violencia que por décadas han sufrido las mujeres y que ahora, gracias al trabajo del Movimiento de Mujeres Nasa Hilando Pensamiento (MMNHP), puede nombrarse con todas las letras: violencias basadas en género en el hogar, en espacios públicos, en el trabajo. Pero decirlo no ha sido fácil. Ha costado esfuerzos, críticas, acusaciones. Y también muerte.

Mujeres nasa tejiendo en la conmemoración del Día Internacional de la Mujer. Fotos: Jeniffer Quintero.

El Norte del Cauca, una de las regiones más afectadas por el conflicto armado colombiano, ha sido también el lugar de surgimiento de un vigoroso proceso organizativo por los derechos de los pueblos indígenas. De hecho, fue en Toribío que se fundó el Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC) al comienzo de los 70, hecho que marcó el inicio del largo proceso que llevaría a la fundación de la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC) y que continúa hasta hoy en su ejercicio de incidencia y autonomía. Esta lucha incluyó a las mujeres, aunque su agenda se agrupaba con las de familia y juventud. Por tanto, las violencias contra las mujeres se soslayaban.

Sin embargo, esta tendencia fue cuestionada por una lideresa que, después de haber estudiado en la Universidad del Valle, había regresado a su territorio para trabajar por su comunidad. Se trataba de Cristina Bautista Taquinás, quien, entre 2017 y 2018, con las herramientas de su formación en Trabajo Social, se había ocupado de identificar las situaciones problemáticas que había en su territorio. Rápidamente, Cristina encontró que las violencias contra las mujeres eran acuciantes y requerían de una solución que sorprendentemente no era la prioridad del Cabildo.

Neehwesx Cristina Bautista Taquinás (1989-2019). Foto: perfil en conmemoración de Cristina Bautista Taquinás en Facebook.

Cristina comenzó un lento y laborioso proceso para organizar a las mujeres y posicionar sus problemas. Tenía varias metas claras: que las autoridades tradicionales reconocieran las necesidades de las mujeres como asunto autónomo, no diluido en la familia; que se fortaleciera la participación política y el empoderamiento económico de las mujeres; y, sobre todo, que se redujeran las violencias basadas en género que estaban sufriendo al interior de la comunidad. Después de muchos esfuerzos, de convocatorias ignoradas, conversaciones difíciles y reuniones en las calles, Cristina logró activar a mujeres de diversas edades y resguardos, con las que refundó el Movimiento de Mujeres Nasa Hilando Pensamiento.

Con su trabajo a través de Hilando Pensamiento y alarmada por los resultados de un diagnóstico sobre salud y experiencias de vida de las mujeres nasa adelantado por la Universidad del Valle, Cristina y sus compañeras empezaron a denunciar la violencia sexual, física, económica y psicológica de la que eran víctimas las mujeres de Toribío. Además, desarrollaban espacios en los que las mujeres se encontraban, compartían su experiencia e identificaban que su caso de violencia no era único. Así, con compañía y solidaridad, las mujeres adelantaban su propio proceso de sanación. Al tiempo, denunciaban la situación y exigían a las autoridades soluciones y justicia para la situación.

El liderazgo de Cristina fue dando frutos: más mujeres se sumaban a Hilando Pensamiento. Varias asumían posiciones de liderazgo, como coordinadoras del Movimiento en sus respectivos resguardos o a cargo de procesos específicos de la agenda que iban construyendo. Caminando juntas, como ellas mismas le denominan a su ejercicio, visitaban veredas para invitar a más mujeres a tejer la palabra y a organizarse para participar políticamente.

Esto atrajo críticas. En los hogares, los hombres recriminaban a las mujeres por supuestamente abandonar las tareas de cuidado y dar una mala imagen a la familia; en lo comunitario, las tildaban de “feministas” y divisoras del proyecto colectivo; en lo político, las autoridades las acusaban por llevar desarmonías al territorio y por desconocer el trabajo de los mayores.  Ante ello, Cristina mantuvo su determinación y su liderazgo, hasta que la comunidad fue reconociendo el valor de su trabajo. Tal fue su éxito, que en 2019 fue elegida Neehwesx (gobernadora). Con apenas 30 años, Cristina era una lideresa con formación profesional, fundadora de un movimiento que reivindicaba los derechos de las mujeres y autoridad ancestral de su resguardo. Un acumulado que la perfilaba como una figura con gran proyección en el movimiento indígena.

Pero un fuerte golpe contra Hilando Pensamiento y todo el pueblo nasa estaba por venir. El 29 de octubre de 2019, la Neehwesx Cristina fue asesinada junto a cuatro Kiwe Thegnas (miembros de la guardia): Asdrúbal Cayapu, Eliodoro Finscue, José Gerardo Soto y James Wilfredo Soto, por la columna Dagoberto Ramos, una disidencia de las antiguas FARC. Su muerte -y la crueldad con que fue ejecutada- representó un daño enorme e irreparable para su familia, la comunidad y el territorio nasa. Para Hilando Pensamiento, sin embargo, además del daño, fue un momento transformador, pues más mujeres convirtieron el dolor y la rabia en fuerza para seguir la senda de Cristina y continuar con su legado. Con más ímpetu denunciaron las violencias contra las mujeres y el miedo ya no podía detenerlas. Una mayora y compañera de luchas de Cristina así lo confirma:

Cristina ya puso lo más caro que podía ofrendar, que es la vida. Entonces, ¿por qué nosotras no vamos a poner el cuerpo”.  

Por eso, el Movimiento de Mujeres Nasa Hilando Pensamiento ha seguido caminando la palabra y tejiendo para sanar. De allí que conmemorar este 8 de marzo y nombrar las violencias ante la comunidad y la autoridad en pleno sea tan importante. Porque ha costado dolor, acusaciones injustas, diferencias con los seres queridos y muerte. La Kiwe Thegna Adriana Pasú, que tiene ahora el micrófono y se dirige al público, con los ojos llorosos pero la voz fuerte, lo dice en voz alta:

Todo el dolor que yo tenía y todas las lágrimas que boté por mis compañeros y por muchos que irán a entregar su vida me han hecho más fuerte. Por eso estoy acá. (…) Voy a seguir defendiendo el territorio, y mi cuerpo es un territorio. Un territorio de Kiwe Thegna, un territorio que se ha enfrentado a la realidad. Un territorio que se ha enfrentado a la familia.

Kiwe Thegna Adriana Pasú. Foto: Jeniffer Quintero.

En esta conmemoración, las mujeres recuerdan a sus mayoras y el trabajo que han hecho por generaciones. Así, resaltan su liderazgo como madres, al que consideran el primer liderazgo de todos, porque son ellas quienes dan la vida y orientan a la comunidad desde la primera infancia. Les enseñan los valores y principios de la organización, a vivir de acuerdo con la Ley de Origen y a mantener el equilibrio y la armonía territorial, que llevan al buen vivir.

También, las mujeres reclaman que son ellas quienes han mantenido y guardado el nasa yuwe, la lengua ancestral de la comunidad. Después de siglos de procesos como la colonización y la formación del Estado colombiano, muchas personas de la comunidad habían perdido ese conocimiento, que estuvo cerca de ser una lengua muerta. Sin embargo, las mujeres con su ejercicio como docentes bilingües se encargaron de enseñarlo a las nuevas generaciones para mantenerlo vivo. Ese esfuerzo sigue, no sólo por preservarlo para sí, sino por conservar para toda la humanidad el saber que un idioma contiene. De hecho, después de dirigirse a la comunidad en nasa yuwe, Adriana Cometa, la actual coordinadora de Hilando Pensamiento, cambia al español para llamar la atención del público y reclamarles sobre la importancia de la lengua propia:

Tenemos que proteger el nasa yuwe, porque los gobiernos nos van a medir. Van a decir «Ah, son nasas, de ojos rasgados y pelo liso, pero no tienen su identidad cultural, porque no hablan la lengua». Eso no lo podemos permitir. No podemos pasar esa pena ante el país, ante el mundo, de perder nuestra lengua. Hay que hacer una gran estrategia para proteger nuestro idioma y empezar a hablarlo.

Adriana Cometa, coordinadora del Movimiento de Mujeres Nasa Hilando Pensamiento. Foto: Jeniffer Quintero.

Luego de escuchar a más lideresas, de oír cantos y declamaciones en nasa yuwe, de recordar a las compañeras que han ofrendado la vida, el evento se va acercando a su fin, mientras enumeran sus sueños y lo que viene para el futuro. Un futuro que construyen sobre los pasos de sus mayores y mayoras, pero que va mucho más allá. Paola Poto, Neehwesx del resguardo de San Francisco, lo señala con claridad:

Agradecemos a la Guardia Indígena por la decisión trascendental de aceptar a las mujeres como Kiwe Thegnas, pero falta participación en los cargos políticos. Agradecemos a los mayores que legislaron en Torné y nos dieron la posibilidad, desde la nueva estructura propia, de la participación de la mujer, pero aún falta.

Neehwesx Paola Poto, gobernadora del resguardo de San Francisco, Toribío. Foto: Jeniffer Quintero.

Adriana lo confirma con una invitación:

Se viene la temporada electoral, y nosotras como mujeres también tenemos que aportar a ese proceso. Tenemos que participar, e invitar y motivar a nuestras compañeras, familiares, amigas, para seguir resistiendo como proyecto nasa desde lo electoral”.

Mural conmemorativo de las mujeres Nasa, en Toribío. Foto: Jeniffer Quintero.

Seguramente, las mujeres de Hilando Pensamiento participarán en las elecciones, pese a todos los obstáculos conocidos. Sean electas o no, habrán demostrado lo que parecía imposible: en una comunidad indígena afectada por el conflicto armado, el narcotráfico y la violencia patriarcal y estructural, las mujeres pueden organizarse y, aún en contra del mundo, de la autoridad y de la historia, crecer como lideresas ejemplares para transformar sus realidades.

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