Las casas tradicionales demolidas para abrir paso a bloques de apartamentos en esta comuna de Manizales han llevado a los habitantes del sector a sentir una pérdida muy valiosa, tan cercano como un familiar.
MANIZALES, 16 de agosto de 2016 — Agencia de Noticias UN- Universidad Nacional
Así lo percibió la arquitecta y filósofa, Valentina Mejía Amézquita, en su investigación “La casa vivida o el mundo hecho por nosotros mismos”, adelantada durante tres años en el marco del Doctorado de Diseño y Creatividad de la Universidad de Caldas.
“Muchas de esas casas fueron construidas en función de las necesidades de sus habitantes y sus formas de habitarlas. Pero hoy, ellos hablan de estas como un miembro ausente, como si les hubiesen arrancado una pierna o un brazo, o como si se les hubiera muerto un ser querido”, anotó la arquitecta, egresada de la U.N.
El estudio, socializado ante un grupo de estudiantes en el campus El Cable, trató de entender la casa como un tercero, en el caso concreto de San José, la cual está muriendo, y con ello una forma de habitar surgida desde la colonización antioqueña.
“En la lógica del desarrollo territorial se le da valor al suelo porque puede variar sus usos, pero el problema más grande de la modernidad es creer que todos podemos vivir de la misma manera, subvalorando la casa popular, generando heteronomía con la construcción de apartamentos de 40 metros cuadrados para personas que, aún viviendo en un mismo hábitat, tienen costumbres diferentes”, describió la docente.
Esa condición particular del nuevo espacio que se apodera del sector limita al habitante en su perspectiva de ampliarlo, cambiarle una ventana o mirar hacia los cuatro puntos cardinales.
“En Manizales es tan importante, al menos, mirar tres de los cuatro puntos cardinales, es decir, mirar hacia el barrio Chipre, el nevado o la catedral, y eso obedece a lo cultural y formas de ver y vivir la ciudad”, acotó la autora de la investigación.
La profesional logró visualizar el hábitat cotidiano en ese sector, desde la casa a partir del obrador. Además, encontró que este se relaciona con la forma como se disponen las cosas dentro de ella. Al mismo tiempo, vio ese espacio desde el morador, observando la dignidad de quien la habita.
Laboratorio de acción
La intervención de 110 hectáreas donde habitan alrededor de 28.000 de los 397.000 habitantes que tiene Manizales ha suscitado una serie de investigaciones, foros, conferencias y debates, todos, con el fin de brindar soluciones a la problemática generada por la compra de predios, fragmentación del territorio y desplazamiento de los propietarios.
El Macroproyecto de Renovación Urbana en la Comuna San José fue aprobado por el Concejo Municipal e incluido dentro del Plan de Desarrollo del periodo 2008-2011.
A la fecha y luego de siete años, solo 24 familias poseen las escrituras de sus apartamentos. Al finalizar este 2016, tal como lo aseguró la Alcaldía, 348 más deberán ser entregados. En cuanto a las casas, en la actualidad cuentan con recursos económicos para construir 664 de las 4.404 proyectadas.
“San José se convirtió en un laboratorio de acción, investigación y participación, y creo que seguirá siéndolo por mucho tiempo más. En la U.N. se le ha hecho seguimiento desde sus orígenes”, indicó Luis Fernando Acebedo, profesor del programa de Arquitectura de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.) Sede Manizales.