Nuestro llamado: urge dialogar
“Una ruina abrazada en lo solo
nos reveló hace siglos un destino de escombros
que no queremos.
Por eso hemos soñado el esplendor
más allá del horizonte”.
Rómulo Bustos
No podemos ser ajenos a la situación de nuestro país: ocupa el cuarto lugar en la región con mayor cantidad de muertos por covid-19, después de Estados Unidos, Brasil y México, teniendo hasta la fecha tan solo el 3.5% de la población totalmente vacunada mediante un plan de atención que se puede considerar como un fracaso. Pero además recientemente el Dane nos reveló que el 42,5% de la población está en condición de pobreza monetaria y el 15,1% de la misma en condición de pobreza monetaria extrema. Y a estos datos le podemos sumar que, tras la firma del acuerdo de paz de 2016, se han asesinado entre 700 y 1100 personas defensoras de derechos humanos (cifras que varían según provengan de fuentes civiles o de instituciones gubernamentales).
En este desalentador contexto, desde el pasado 28 de abril un grueso de la población, en el que sobresalen los jóvenes, desarrolla una intensa movilización social que levanta su voz en las calles, en uso del derecho a la movilización ciudadana, mayoritariamente pacífica y con gran respaldo popular. Reclaman con profunda convicción acciones para vencer las condiciones históricas de desigualdad y tejen caminos para que todos y todas tengamos acceso a los mismos derechos, para que vivamos de formas más justas, equitativas y solidarias.
Pero los reclamos no encuentran respuesta y las cifras de muertes y desapariciones crecen con los días. Ante esa grave violación, y en consecuencia con nuestro pensamiento solidario, exigimos el respeto de los derechos humanos, a la vez que rechazamos la violencia de cualquier actor en todas sus expresiones, pues reconocemos que esta no será nunca el instrumento para dirimir nuestras diferencias y que por el contrario nos conduce a una espiral de resentimiento y dolor sin retorno-
Creemos que la salida para la actual situación de nuestro país, que nos duele y nos convoca a la reflexión, es el diálogo. Pero no solo entre la institucionalidad y los voceros de los partidos y movimientos políticos, sino que debe incorporar con urgencia a los más genuinos y legítimos liderazgos de la ciudadanía movilizada. Diálogo que además debemos extender a la cotidianidad, desde el sujeto colectivo que somos, en un escenario en el que podamos escucharnos, confiar y respetar la palabra del otro para construir acuerdos y resolver nuestros problemas. Nos oponemos por tanto a cualquier imposición autoritaria.
Desde Confiar continuaremos en la construcción de Otro mundo posible, con toda la convicción, honradez, pasión y carácter cooperativo que nos ha caracterizado, comprometiéndonos a promover la discusión, a la par de un ejercicio intenso de ahorro y crédito con solidaridad. Y ese Otro mundo es posible si nos juntamos, porque juntos es mejor y rinde más, porque juntos nos sabemos apoyados, protegidos, abrazados, y con la fortaleza necesaria para mantener viva la esperanza y acrecentar la confianza, que siempre será muy necesaria para multiplicar sin límites la juntanza, que es una acción humana muy poderosa contra la indiferencia.
Convocamos hoy a las personas asociadas, ahorradoras, directivas y empleadas, a las organizaciones sociales, de economía solidaria y cooperativa, a las instituciones y entidades gubernamentales y a toda la ciudadanía a unirse en una sola voz que respalde la defensa de los derechos humanos y apoye los ideales de una generación que se moviliza por todo un país, arriesgando la vida, poniendo en juego su convicción y su alegría.
Recordemos que somos cooperativistas, hijos de las Hilanderas de Fenwick y de los Pioneros de Rochdale, aquellos tejedores que en 1884, mientras resistían en una huelga, dieron luz a este bello movimiento que enaltece como principio básico la construcción colectiva.
Medellín, mayo 10 de 2021