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Investigadoras y comunidades indígenas trabajan juntas para disminuir la desnutrición infantil en La Guajira

By 19 junio, 2020 junio 30th, 2020 No Comments

Se busca entregar herramientas que ayuden al autosostenimiento, aporten a la mitigación del hambre y permitan recuperar la autonomía.

Un estudio del Departamento Nacional de Planeación (DNP) sobre el desperdicio de alimentos en Colombia publicado en 2016, señala que en el país se pierden 9,76 millones de toneladas de comida al año, de las cuales el 15,6% (1,53 millones de toneladas) se desperdicia en los hogares. Con esta cantidad de comida se podría alimentar por casi 8 años a los habitantes de La Guajira, es decir a 1.012.926 personas.

Frente a esta realidad, las investigadoras emprenden acciones para apoyar a las comunidades guajiras, cuyas poblaciones indígenas muestran mayores índices de pobreza e inseguridad alimentaria que los demás habitantes de la región, además los que más sufren son los niños con una alta desnutrición crónica, según señala la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO).

Los niños de la comunidad están propensos a la desnutrición global y crónica, presentan talla baja, están inmersos en un medio que no les garantiza derechos fundamentales como la alimentación, la educación, y la salud. Es una comunidad carente de agua salubre y potable, alimentos, electricidad, empleo, educación básica completa, debido a que la única escuela cercana les ofrece hasta segundo de primaria, en general carecen de condiciones dignas de vida.

Sobre el proyecto para disminuir la desnutrición infantil

Marcela López Ríos, investigadora de la Universidad de Antioquia, es una de esas colombianas que, motivada por el deseo de aportar con su trabajo a la solución de estas problemáticas, ha dedicado los últimos cuatro años de su vida al trabajo comunitario en Manaure, uno de los resguardos indígenas wayúu del departamento de La Guajira. Asimismo, Carmen Frías Epinayu, investigadora de la Universidad de Antioquia y líder de la comunidad Pañarrer, ha trabajado para garantizar el rescate de los saberes ancestrales de la comunidad, en el proceso de fortalecimiento comunitario y en la generación de espacios interculturales que posibiliten el diálogo entre la academia y la comunidad.

El proyecto inició con la visibilización de las perspectivas, conceptos y estrategias que tiene la comunidad alrededor de la desnutrición infantil. Posteriormente vino la fase de acompañamiento/acción y en ella se dio inicio el diagnóstico de las condiciones de salud de la comunidad y de la calidad del terreno, para la construcción de una huerta comunitaria que les permitiera tener condiciones adecuadas de nutrición.

Hoy cuenta con el apoyo financiero y técnico de otras entidades como la Universidad de Antioquia y con el acompañamiento de los líderes del resguardo, sin embargo, el presupuesto de este proyecto es de $200 millones de pesos que, aunque cuenta hasta el momento con una financiación del 20%, está en pleno desarrollo, beneficiará a más de 125 personas entre hombres, mujeres y niños y está previsto que se replique en resguardos aledaños de la región.

El análisis demostró que las condiciones del terreno son aptas para el cultivo de frijol arbustivo, y maíz blanco principalmente; así como auyama y sandía en poca cantidad, por lo cual, el equipo de seguridad alimentaria de la Alcaldía de Medellín donó semillas de maíz cariaco, maíz morado, frijol sangretoro, moringa y cúrcuma.

Las comunidades indígenas y la lucha contra la desnutrición

Como complemento a la huerta, están adelantando procesos de educación nutricional intercultural, formando a la comunidad sobre las propiedades nutricionales de los alimentos que tienen a su disposición. Se ha introducido en su dieta otros tipos de alimento de gran valor nutricional y bajo costo que han ido incorporando como las leguminosas, fríjol, lenteja y garbanzo.

Como resultado de este ejercicio educativo surgió el recetario en wayuunaiki, con preparaciones como cebollas rellenas apanadas, bebida de arroz, cocido de frijoles con chivo, morcilla de chivo, croquetas de lentejas y sardina, y omelette de atún y maíz. Estas recetas también entraron a ser parte de la tradición oral de la comunidad, debido a que muy pocas personas saben leer.

Con este trabajo, se busca entregarle a la comunidad herramientas para su autosostenimiento, y aportar a la mitigación del hambre y de la desnutrición infantil, y en el futuro desarrollar otros proyectos que les permita recuperar su autonomía.

Sobre las investigadoras

A la investigadora Marcela López Ríos el proyecto denominado Perspectivas y estrategias comunitarias relacionadas con la desnutrición infantil en comunidades wayúu le ha merecido reconocimientos como el Premio a la Investigación Social Jorge Bernal, otorgado por Confiar Cooperativa Financiera; así como la mención Magna Cum Laude en la ceremonia de grado de Magíster en Salud Pública, de la Universidad de Antioquia.

La investigadora Carmen Frías Epinayu realizó su trabajo de grado sobre el fortalecimiento de las habilidades de participación y organización comunitaria, en Taiguaicat, La Guajira, para optar al título de Administradora en Salud con Énfasis en Gestión Sanitaria y Ambiental, de la Universidad de Antioquia.

Publicado en Las 2 Orillas t.ly/bcQ3